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Los orígenes de Chalamera se remontan a la Edad del Bronce ya que
se han hallado en su territorio más de una docena de restos de poblados
antiguos: ilergetes, íberos, cartagineses, etc.
En el llamado
Tozal Redondo se pueden encontrar algunas de las más antiguas herramientas
y utensilios de cocina, entre otros, puntas de flecha de sílex y coladores
de barro.
Cerca del
Río Cinca se han localizado, gracias a monedas ibéricas de Bolscan
y otras, poblados de diferentes épocas.
Y en El
Castillo, monte que domina la población actual y que debe su nombre
al castillo templario que existió en la Edad Media, abundan los restos
de cerámica de varias culturas.
En cuanto al significado de su nombre hay diversas opiniones: algunas
dicen que viene de un importante jefe árabe llamado Shalam, otras
indican la palabra txalamera que significa campo de jaras y también, separando
las sílabas de la palabra en dos grupos, sitio de ovejas y miel.
La primera mención escrita que se conoce data del año 1089 cuando el Rey
Sancho Ramírez entregó al obispo de Roda, Raimundo Dalmacio,
varias iglesias del Valle del Cinca.
Se hace referencia,
en dicho documento, a dos iglesias en el término chalamerense: Santiago
y Santa María.
Santiago
era de origen visigótico, en el camino de su nombre, utilizada por los
mozárabes de la zona y consagrada en 1101 por Poncio, obispo rotense,
que perteneció al nombrado castillo templario.
Santa María
era monasterio benedictino y corresponde a la ermita románica del siglo
XII que existe en la actualidad.
Había una
tercera, dedicada entonces a San Juan y más tarde a San Martín
(obispo de Tours), que es la parroquial actual.
Chalamera,
al estar cerca de la frontera con los musulmanes, en el siglo XII fue
perdida y recuperada varias veces.
Al morir
Alfonso I el Batallador el reino de Aragón pasó a manos
de su hermano Ramiro II el Monje, contraviniendo el testamento
del rey fallecido que había dejado su reino a varias órdenes religiosas.
La Orden
del Temple solicitó, en el año 1143, a cambio de sus derechos al reino
aragonés, los castillos de Chalamera, Monzón, Corbins
y Barbará.
Establecidos
los templarios en Chalamera reedificaron el castillo visigodo que
fue cabecera de su encomienda paralela a la de Monzón, cuyos comendadores
son mencionados en documentos de los siglos XII y XIII.
Fruto de
su actividad en dichos siglos fue la edificación de la actual ermita de
Chalamera, apertura de las acequias del Comendador, fundación
de Belver en 1240, construcción de templos románicos en Ontiñena,
Ballobar, etc.
Los templarios
resistieron tenazmente en su castillo el vergonzoso sitio a que fueron
sometidos tras las calumnias perpetradas por Felipe el Hermoso,
rey de Francia y el Papa Clemente V.
Apresados
los monjes del de Monzón, solamente quedó Chalamera como
último castillo templario, por eso, fue destruído por completo y solo
queda, como recuerdo, el monte sobre el que estaba construído y, en una
de sus laderas, las casas del pueblo actual.
Con la desaparición
total de la Orden del Temple la encomienda de Chalamera pasó, en
1308, a la Orden del Hospital que aún la seguía teniendo en el
siglo XVII.
En el siglo XX, Chalamera, fue noticia a nivel nacional con motivo
del proyecto de instalación de dos centrales nucleares en el lugar que
ocupa la ermita románica citada anteriormente; pero, gracias a las protestas
de los vecinos de toda la comarca del Bajo Cinca y con apoyo de
organizaciones del resto de Aragón, se evitó dicho proyecto.
Afortunadamente la Historia y el Arte
han podido más.
BIBLIOGRAFÍA: "Aragón
Pueblo a Pueblo" (Alfonso Zapater); Fuentes propias (Antonio
Fco. Villas).
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